Cuando Audi fabrica una versión S para un modelo de su línea, sus ingenieros hacen todo lo posible para ofrecer un muy buen equilibrio entre deportividad y comodidad, y el S7 no es una excepción.
Las puertas sin marco del A7 y el techo inclinado hacían que el A7 Sportback pareciera un cupé, y en la filosofía de Audi no hay razón para construir un cupé si no se coloca un potente motor debajo del capó. Eso es lo que hicieron con el atractivo A7 cuando se convirtió en un S7.
Las elegantes líneas del vehículo forman una forma aerodinámica, ininterrumpida desde el capó hasta las luces traseras. En el portón trasero, hay una línea delgada donde el alerón trasero está oculto al ras de la tapa del baúl. Como es habitual en cualquier vehículo S, los retrovisores exteriores y la parrilla delantera son plateados, independientemente del color del coche.
En el interior del S7 hay cuatro plazas disponibles y las de los pasajeros delanteros son butacas firmadas por Recaro. En la parte trasera, el asiento del medio se ha eliminado para beneficio de los otros dos pasajeros que pueden sentarse cómodamente allí.
Desde el punto de vista técnico, el motor es el mismo que en el Bentley Continental GT V8. Tiene los turbocompresores gemelos entre los bancos de motores para reducir el turbo-lag. La transmisión es un sistema de doble embrague de 7 velocidades y envía la potencia a las cuatro ruedas. Para la suspensión, está disponible un sistema de aire opcional.