La octava generación del Eldorado fue la primera construida sobre una plataforma de tracción delantera, pero seguía siendo un punto de referencia de un cupé de lujo personal.
A finales de los años 60, cuando algunos estadounidenses se enamoraban de la nueva era de los muscle cars, otros estaban más preocupados por la imagen y el lujo. Para ellos, Cadillac fabricó el Eldorado, un automóvil que podía echar humo en las llantas delanteras pero que aún podía flotar en la carretera como en una alfombra mágica.

Cadillac instaló varias características distintivas para el Eldorado, en comparación con sus hermanos, llamados Oldsmobile Toronado o Buick Riviera. Los faros ocultos de la parrilla, las luces laterales de montaje bajo en los guardabarros delanteros y los neumáticos anchos de 9” marcaron la diferencia. Las líneas del auto eran largas y amplias, pero con un giro detrás de las puertas con paneles laterales elevados que terminaban en aletas afiladas en la parte trasera del coche con las luces traseras montadas verticalmente.

El lujoso interior estaba equipado con dos asientos delanteros eléctricos y un banco en la parte trasera. Cadillac instaló un grupo de instrumentos con los diales en la parte superior y una línea de botones e interruptores en la parte inferior. El conductor desde el panel de su puerta podría haber controlado los cuatro elevalunas eléctricos. Curiosamente, el aire acondicionado y el volante inclinable estaban en la lista de opciones y no se instalaron de serie.

Debajo del capó, Cadillac instaló un motor V8 de 7 litros (429 pulgadas cúbicas), que enviaba la potencia a las ruedas delanteras a través de una transmisión automática de 3 velocidades. Más tarde, el motor se actualizó a 7,7 litros en 1968 y a 8,0 litros en 1970.