Fue el último Corvette con faros emergentes y trajo la distribución de peso 50-50 a la gama.
La generación C5 supuso una gran mejora para el conocido deportivo estadounidense.

El Corvette, junto con el Mustang, fue el único automóvil deportivo estadounidense que se fabricó de forma continua desde su primera generación, pero apareció una década antes de que el “Stang” se presentara en la fiesta. Se mejoró constantemente y sobrevivió a todas las crisis del petróleo del siglo XX.

Elegante, bajo y con una postura que no podía confundirse con ningún otro auto deportivo en el mercado, el Corvette cumplió su promesa de ofrecer un rendimiento estimulante a un precio de ganga. No había otro automóvil en el mercado que corriera tan rápido y tuviera el mismo precio. La versión descapotable se ofrecía con techo rígido, que no podía transportarse y debía dejarse en el garaje.

En el interior, el Corvette no ofrecía los mismos materiales o accesorios de alta calidad. Pero la posición baja de los asientos y la consola central alta eran típicas de un automóvil deportivo.

Debido al nuevo chasis hidroformado, el C5 Convertible era más liviano que su predecesor y no agregaba demasiado peso en comparación con su hermano cupé. El tren motriz era transeje con el motor en la parte delantera y la caja de cambios en la parte trasera. A diferencia de sus predecesores, el diferencial se integró en la caja de cambios y no como una unidad separada como antes. El V8 de 5.7 litros de bloque pequeño LS1 se actualizó, pero aún presentaba una configuración de varilla de empuje, que se consideraba obsoleta para la mayoría de los automóviles europeos. Ofrecía solo 345 hp, pero debido a su alto par a bajas revoluciones y la carrocería liviana y plástica, podía superar a la mayoría de los autos en el mercado. Se ofreció con una manual de 6 velocidades o una automática de 4 velocidades.