El Citroen DS fue uno de los vehículos más revolucionarios del mundo en comparación con los coches de su época.
Cuando se presentó el DS en el Salón del Automóvil de París de 1965, totalizó 12.000 pedidos el primer día y 80.000 durante los diez días de exposición. Ese récord lo batió 60 años después el Tesla Model 3. El mayor problema para el DS era el motor, que era demasiado pequeño para él. Siempre buscó más potencia, que llegó en 1968 junto con el DS21.

El DS21 presentaba las mismas tecnologías mágicas que el DS. Sus faros giraban junto con el volante para iluminar el interior de la curva. La suspensión reside en el sistema oleo-neumático que hizo que el auto flotara en la carretera y los pasajeros se sintieran como si estuvieran en una alfombra mágica. Además, el automóvil fue diseñado por antiguos ingenieros aeronáuticos y el único bulto en la parte inferior era el tubo de escape. Todo lo demás estaba recto para permitir un mejor flujo de aire.

En el interior, el volante de un solo radio era uno de los elementos más emblemáticos de la industria automovilística. Las tres esferas del salpicadero están diseñadas para evitar que el sol se refleje sobre ellas. La caja de cambios manual de cuatro velocidades con una palanca de cambios montada en la columna de dirección (cuatro en el árbol) era fácil de alcanzar. Además, Citroen también instaló una caja de cambios secuencial. En 1970, el DS recibió una transmisión manual de 5 velocidades. Las características futuristas del DS lo ayudaron a quedar tercero en el título de “Auto del siglo” detrás del VW Beetle y el Ford T.

La evolución más importante del DS 21 fue el 2.2 litros. Se ofreció con carburador o con inyección de combustible. Finalmente tenía un motor que se adaptaba a la magia del coche.