La Belle Epoque, el breve período de paz entre la Primera Guerra Mundial y la Segunda Guerra Mundial, estuvo marcado por un gran auge en la industria automotriz, y Fiat aprovechó eso con uno de los primeros autos V12 del mundo.
Fiat construyó el 520, también conocido como Superfiat, para mostrar sus capacidades técnicas. La empresa italiana también esperaba competir contra las marcas de lujo alemanas en ascenso, pero con un toque de arte. La producción de vehículos grandes fue limitada y solo se vendieron 30 vehículos en sus dos años de producción.

El 520 recibió el sobrenombre de Superfiat porque medía más de cinco metros (16,4 pies) de largo. La automotriz italiana ofreció el automóvil con tres versiones de carrocería: descapotable, sedán cerrado y sedán semicerrado donde el conductor se mantenía alejado del resto de los pasajeros. Para el sedán, las puertas delanteras tenían bisagras delanteras, mientras que las traseras tenían bisagras traseras. El eje delantero fue empujado hacia adelante, justo detrás del radiador. Sus guardabarros sostenían una barra transversal donde se instalaban los grandes faros redondos. Los amplios umbrales facilitaron el acceso al interior del vehículo. En la parte trasera, el fabricante instaló las ruedas de repuesto.

Independientemente de la versión de la carrocería, todos los Superfiat estaban equipados con tapicería de cuero y molduras de madera alrededor de la cabina. El panel de control montado en el centro proporcionaba información sobre el motor, que era difícil de manejar debido a su diseño complejo para aquellos tiempos.

Fiat instaló un motor V12 de 6.8 litros para su automóvil más grande fabricado hasta esa fecha. Estaba emparejado con una caja de cambios manual de 3 velocidades y enviaba la potencia a las ruedas traseras. En 1927, Fiat consideró una segunda opción de motor y ofreció el 520 con una unidad de seis cilindros en línea, que se vendió en más de 20.000 unidades.