Fiat construyó la línea Tempra en la misma plataforma que la gama Tipo, pero alargó el automóvil al agregar una cajuela más grande en la parte trasera.
Mientras una parte de Europa celebraba la era poscomunista, Fiat presentó un automóvil que podía satisfacer todas las necesidades de una familia de cuatro. Los años 90 seguían siendo los años gloriosos para las camionetas, y el fabricante de automóviles italiano no quería perder su parte del pastel.

A diferencia del Tipo, el Tempra presentaba faros más delgados y largos, pero con un diseño cubista imaginado por el instituto I.DE.A. Su parrilla con dos huecos y las cuatro barras oblicuas Fiat completaban la fascia delantera. En comparación con la versión sedán, el SW presentaba una línea de techo más alta y extendida y una puerta trasera abrupta y vertical.

El fabricante de automóviles italiano ofreció la opción del grupo de instrumentos clásico con dos diales grandes o uno completamente electrónico con un tablero digital. Eran los años del Knightrider y su KITT. Solo que Tempra no habló. En el interior, había tanto espacio como en cualquier vehículo del segmento compacto, y los clientes tenían mayores expectativas de un automóvil de ese tamaño. Pero, para una familia típica de cuatro con al menos un niño pequeño, fue más que suficiente.

Debajo del capó, Fiat ofrecía una amplia variedad de motores, según el mercado. Mientras que la versión base presentaba una unidad de 1.4 litros que proporcionaba solo 69 hp, el Tempra de fabricación turca ofrecía 148 hp. Para mercados específicos, Fiat instaló un sistema de tracción total para el Tempra Weekend (SW).