El Ford Focus era un auténtico coche que se amaba o se odiaba, debido a su controvertido aspecto y al estilo vanguardista que la marca americana promocionaba con otros vehículos como Puma o Cougar.
En 1999, Ford irrumpió en el Salón del Automóvil de Ginebra con la presentación del Focus de cinco puertas. Era uno de los modelos más esperados del segmento compacto europeo y un importante competidor del Volkswagen Golf. La nueva idea de diseño llamó la atención sobre el automóvil y lo completó con sus soluciones de ingeniería. Además, además de una versión descapotable, cubría todas las demás versiones de carrocería.
Una de las versiones de carrocería más importantes fue el hatchback de 5 puertas, que enfrentó una dura competencia en el mercado europeo por parte de todos los demás fabricantes de automóviles. Aún así, Ford ofreció un buen paquete. Las formas triangulares, con líneas curvas, surgidas en ángulos agudos en la parte delantera, formaban parte de la filosofía de diseño new-edge. Una línea de techo arqueada que terminaba en un portón trasero curvo e inclinado era un paso adelante que sus competidores. Sus luces traseras estaban montadas en lo alto de los pilares D, protegiéndose de pequeñas abolladuras en los estacionamientos.
En el interior, el nuevo lenguaje de diseño de vanguardia continuó en el tablero. Las líneas superiores del grupo de instrumentos emergían en ángulos agudos con el resto del panel. Sus asientos traseros ofrecían buen espacio para las piernas y la cabeza. Debido a la suspensión trasera independiente, la cajuela no era la más grande de su clase, pero ese diseño era necesario para aumentar la comodidad.
Ford instaló una amplia variedad de motores diésel y de gasolina, que se combinaron de serie con una caja de cambios manual de 5 velocidades. Una automática de 4 velocidades estaba en la lista de opciones para motores específicos. Debido a su suspensión independiente en todas las curvas, el Focus fue un referente en su segmento de automóviles por la velocidad en las curvas.