Infiniti dio el primer paso en el segmento todoterreno con la introducción del modelo QX4 en 1997 con una versión rediseñada y modificada del Nissan Pathfinder.
Después de que Acura y Lexus introdujeran los SUV en sus alineaciones en 1995, con el SLX y el LX450, respectivamente, Infiniti se convirtió en el único fabricante japonés de automóviles premium que no podía ofrecerles un competidor. En 1995, Nissan presentó la segunda generación del Pathfinder y se consideró un excelente punto de partida.
Si bien compartió la mayoría de los paneles de la carrocería con el Pathfinder, el QX4 presentaba una fascia delantera diferente. Lucía una nueva parrilla con un listón horizontal grueso y un par de faros reformados con señales de giro montadas en las esquinas. El fabricante de automóviles instaló las luces estacionarias y las luces antiniebla. En sus costados, el QX4 presentaba escalones laterales para facilitar la entrada y salida del automóvil. En la parte trasera, el fabricante de automóviles instaló la rueda de repuesto debajo del piso y no en la puerta trasera.
En el interior, las diferencias entre el QX4 y el Pathfinder eran obvias. La versión premium venía equipada de serie con asientos de cuero, bolsas de aire dobles, transmisión automática y un sistema de sonido premium con estéreo AM/FM, CD y reproductor de casetes. En la parte trasera, el automóvil presentaba un banco plegable dividido 60/40 con respaldo reclinable.
Para el tren motriz, Nissan ofreció un motor V-6 de 3.3 litros compartido con el Pathfinder, pero el QX4 tenía un sistema de tracción diferente, que le permitía ir RWD, AWD con una transferencia automática de par delantero-trasero y un bloqueo 4x4 con Distribución de par 50/50. Su suspensión independiente aseguraba una conducción cómoda mientras que el ABS de serie con discos en la parte delantera y tambores aumentaba la seguridad del vehículo.