Como si no hubiera sido suficiente haber alcanzado una posición privilegiada en el mercado mundial de automóviles, el 600 Pullman ofreció características adicionales que impulsaron aún más la popularidad del automóvil entre estadistas y dictadores.
1965 vio la introducción del blindaje que hizo que el automóvil fuera prácticamente inmune a los ataques armados, excepto quizás a los ataques con lanzacohetes. Se reforzó cada centímetro de la carrocería del automóvil, especialmente el compartimiento de pasajeros que se encapsuló mediante capas adicionales. Las ventanas más gruesas y el tratamiento especial del vidrio aumentaron la protección, mientras que los neumáticos también se reforzaron para resistir las balas y permitir un escape rápido. El chasis del automóvil también fue enchapado para una mayor protección contra minas terrestres y granadas, mientras que el interior fue construido de tal manera que quedara sellado herméticamente en caso de peligros químicos o biológicos. Tales características condujeron a un aumento de peso general significativo que se compensó mediante un ajuste de la suspensión y mejoras en la estabilidad y la dirección.