A finales de los años 20, surgieron nuevas ideas para el diseño automotriz.
Tres de ellos eran más importantes que los demás: suspensión trasera independiente, automóviles con motor central y carrocerías aerodinámicas.
El 150 (W30) fue desarrollado como un cupé deportivo para carreras. Pero los nombres estándar para esa época eran “berlina deportiva”. Su cuerpo cerrado era de alguna manera extraño para la época, con dos faros y un proyector central. La parte trasera inclinada tenía un propósito especial: albergaba el motor. A diferencia de otros coches de su época, el 150 utilizaba un concepto de motor central, con el motor y la transmisión delante y detrás del eje trasero, respectivamente.
El motor se basó en una unidad refrigerada por aire de 1,3 litros, pero con una cilindrada aumentada hasta 1,5 litros. Entregó 55 hp, que era mucho para esa época. Para obtener esa salida, se instaló un carburador de doble barril y tenía árboles de levas en cabeza. Todas estas actualizaciones tecnológicas dieron sus frutos cuando la berlina deportiva 150 ganó cuatro medallas de oro en la carrera de resistencia de 2000 kilómetros (1200 millas) en Alemania en julio de 1934. El mayor triunfo de la berlina deportiva se logró a finales de 1934 cuando lideró la carrera entre Roma y Pisa en el famoso Rally Lieja-Roma-Lieja.
A finales de 1934, el vehículo de competición sirvió de base para desarrollar el roadster deportivo 150 (W 130), pero el estilo atípico de un vehículo Mercedes-Benz no llegó a producirse.