Los orígenes del Cutlass se remontan a mediados de los años 50, cuando el equipo de ingeniería de Oldsmobile desarrolló un cupé deportivo experimental.
Construido sobre una nueva plataforma A, el Cutlass estaba propulsado por un nuevo motor V8 de 3.5 L completamente de aluminio que desarrollaba 155 hp y 284 Nm de par máximo. Equipado con una suspensión de última generación compuesta por un eje trasero vivo de resorte helicoidal de cuatro eslabones y doble horquilla delantera, el Cutlass, también denominado F-85, alcanzó una velocidad máxima cercana a las 100 mph y aceleró de 0 a 60 en cerca de 15 segundos. A pesar de su buen desempeño general, el ajuste de la dirección y la suspensión del automóvil estuvo por debajo de los requisitos de conducción deportiva.