En 1993, no había demasiados fabricantes de automóviles que pudieran ofrecer un vehículo de calle listo para la carrera.
Sin embargo, Porsche lanzó el Carrera RS para aquellos que se dirigían a la pista de carreras los fines de semana.

Basado en el modelo regular Porsche 911 – 964, el Carrera RS presentaba la misma forma pero con diferentes materiales. El capó del maletero estaba hecho de aluminio. Se quitaron todos los materiales insonorizantes y se desnudó el automóvil hasta su esencia. Se instaló un juego especial de ruedas de magnesio.

En el interior, no había ventanas eléctricas ni asientos eléctricos. Tampoco había asiento en la parte de atrás. En algunas ediciones especiales, el automóvil estaba equipado con una jaula antivuelco y el interior estaba despojado del metal. Para reforzar la carrocería, el automóvil presentaba una técnica de soldadura por costura que endurecía la carrocería. La única opción era una radio y un cenicero.

El motor refrigerado por aire en la parte trasera era una unidad plana de seis cilindros y 3.6 litros que ofrecía 260 hp. El motor se basaba en gran medida en la unidad de carreras GT1, con un solo árbol de levas en cabeza accionado por cadena y solo dos válvulas por cilindro y presentaba un sistema de lubricación por cárter seco, que evita problemas de falta de aceite en condiciones extremas de fuerza G. El Carrera RS estaba equipado con una caja de cambios de 5 velocidades y un volante de inercia más ligero. Para ayudar a la velocidad de salida de la curva, se instaló un diferencial de deslizamiento limitado de serie.