El Renault más inusual producido a principios de los 90 fue el A610.
Era un auténtico deportivo con motor central y tracción trasera. Fue el sucesor del Alpine GTA de 1984.

La segunda generación del Renault Alpine se denominó A610. Fue construido para la pista y diseñado por el departamento de Renault-Sport en Dieppe. No fue diseñado ni ensamblado por el departamento de mercado masivo.

El Alpine A610 fue el primer Renault en presentar faros emergentes. Su capó plano y los pilares A inclinados evocaban un vehículo superdeportivo, aunque no podía igualar las prestaciones de un Ferrari. Pero fue lo suficientemente fuerte como para hacer que un conductor de Porsche se sintiera incómodo. La línea del techo curva y la pendiente abrupta de la parte trasera eran parte de la herencia del diseño. Se necesitaba la carrocería de plástico para reducir el peso del automóvil.

En el interior, había dos asientos de cubo en la parte delantera y otro par en la parte trasera. El tablero presentaba un diseño cuadrado para la consola central y redondeado en la parte superior para el grupo de instrumentos. Con un cuentarrevoluciones a la derecha y el velocímetro a la izquierda, se veía diferente a los que se encuentran en otros vehículos producidos en masa.

A pesar de tener dos asientos estrechos en la parte trasera, los ingenieros lograron instalar un motor V6 turboalimentado detrás de ellos, en una posición media trasera. Iba acoplado a una caja de cambios de 5 velocidades. Sus actuaciones fueron similares a las de otros autos deportivos de la época. El A610 se fabricó hasta 1995 y no tuvo sucesor hasta 2017 cuando se lanzó el Alpine A110.