Inspirándose en la herencia de la compañía, el Rolls Royce Phantom presentado en 2003 fue el primer modelo producido bajo la propiedad de BMW.
En 2005, Rolls agregó a su gama un Phantom más largo llamado Phantom EWB (distancia entre ejes extendida). La mayor distancia entre ejes agregó 250 mm a la cabina trasera, ofreciendo a los pasajeros traseros más espacio y comodidad, sin comprometer el manejo y la agilidad.

Para construir el EWB, Rolls solo necesitó diseñar un nuevo techo de aluminio y paneles de puertas traseras.

El equipo de diseño e ingeniería dedicó cuatro años a desarrollar el Phantom, y el resultado fue un vehículo fácilmente reconocible como un Rolls-Royce desde cualquier ángulo, conservando las claves de diseño tradicionales.

La fábrica de Rolls Royce ubicada en Goodwood, West Sussex, utilizó solo 3 robots para producir el Phantom, mientras que el ensamblaje final se realizó a mano, incluida la carrocería, la pintura, la madera y el cuero, de acuerdo con las especificaciones individuales del cliente.

Montado a mano por los técnicos de Rolls-Royce, el corazón del nuevo Phantom era un motor V12 de 6,75 litros de aspiración natural. La unidad se combinó con una transmisión automática de 6 velocidades y desarrolló un enorme torque de 720 libras-pie, con el lujoso Phantom alcanzando los 100 kph en alrededor de 5.7 segundos.

En el interior, la simplicidad definió el interior del Phantom. Los controles que rara vez se usan se mantuvieron fuera de la vista e incluso la pantalla multimedia se ocultó detrás de un panel giratorio colocado en el centro del tablero. La tecnología más avanzada disponible se combinó con la artesanía tradicional, ofreciendo una sensación única y lujosa.

La cabina trasera estaba equipada con mesas de picnic y monitores de 12 pulgadas conectados a un cambiador de seis DVD, además de permitir ver televisión digital.