La marca Scion vivió lo suficiente para hacer dos generaciones del vehículo deportivo compacto, el tC.
Las dos iniciales significaban turismo compacto y estaba pensado como un coche para la generación Y. En 2013, debido a la lentitud en la venta del vehículo, el Scion tC recibió un lavado de cara para aumentar las ventas. Apareció un nuevo parachoques. Se inspiró en el diseño del FR-S y esperaba mejores ventas.
El nuevo parachoques delantero presentaba una gran parrilla inferior central y dos tomas de aire laterales para ventilar los discos de freno. Luego vinieron las llantas de aleación ligera de 18”, el kit de carrocería, una suspensión deportiva ajustada y una palanca de cambios corta. En el interior, el sistema de información y entretenimiento estándar presentaba una pantalla táctil. Además de eso, se instalaron nuevas luces traseras LED.
Debajo de la carrocería se encontraba la misma plataforma del Toyota Avensis y bajo el capó se encontraba el motor de gasolina de 2.5 litros del Toyota Camry, que ofrecía 180 hp. La transmisión era una manual de 6 velocidades o una automática de 6 velocidades. La versión de palo pudo hacer un sprint de 0 a 97 kph (0-60 mph) en 6,5 segundos, mientras que el hermano automático fue casi un segundo más lento. Una edición especial con un color especial y algunos trucos en el interior estaban destinados a hacer que el automóvil fuera más atractivo. Pero el coche no tuvo una larga vida. En 2016, la marca Scion se eliminó porque las ventas no cumplieron con las expectativas.