Toyota presentó la octava generación del Corolla en 1995 y planificó una actualización para la alineación en 1999, y la camioneta también recibió algunas actualizaciones.
Además de la camioneta Ford F-150, el Corolla fue el automóvil más vendido a nivel mundial. Toyota no quería renunciar a esa corona y tuvo que adaptarse y cambiar constantemente, como en la octava generación. Desarrolló el nuevo vehículo en la plataforma más antigua debido a la recesión económica de 1990 que afectó al mercado estadounidense, que era el mercado de automóviles más grande del mundo. Pero los clientes no lo notaron y las ventas fueron buenas. Como es habitual, cuatro años después del lanzamiento, el coche pasó por un lavado de cara que aportó más atractivo a la gama.
La camioneta se mejoró mucho y recibió la misma fascia delantera que el sedán. Antes de eso, compartía los faros y la parrilla con el hatchback de tres puertas, que no era el mejor diseño de su familia. Los diseñadores de Toyota instalaron los faros dobles bajo la misma lente transparente y también movieron la insignia del capó a la parrilla de nuevo diseño.
En el interior, los diseñadores cambiaron el salpicadero por completo. Instalaron una pequeña pantalla LCD en la parte superior de la consola central y botones a su alrededor. Se utilizó para el sistema de audio como antecesor de los sistemas de infoentretenimiento. El panel de instrumentos era diferente, según la opción de motor, con o sin tacómetro. Al igual que su versión no remodelada, el tamaño podría variar entre 308 litros (10,9 pies cúbicos) y 1218 litros (43 pies cúbicos), gracias al asiento trasero plegable dividido.
Debajo del capó, Toyota instaló una pequeña gama de motores que constaba de una unidad de gasolina de 1.6 litros y dos versiones diésel: una de 1.9 litros transferida de Peugeot-Citroen y una turbodiésel de 2.0 litros desarrollada internamente.