Vauxhall presentó a su competidor en el segmento de los autos compactos con un Astra GTC altamente afinado en 2005 y trajo más que solo un juego de ruedas y un kit de carrocería.
Opel construyó un hot-hatch muy respetado a mediados de los años 80, el Kadett GSI, pero con el tiempo perdió ventaja frente al Volkswagen Golf GTI, Ford Focus ST o el Renault Megane Renault Sport, por nombrar solo algunos. En 2005, GM decidió regresar con una versión altamente afinada para el Astra GTC que, en el Reino Unido, lucía la insignia de Vauxhall.
A diferencia de sus principales competidores, que eran más o menos las versiones de tres puertas de los hatchbacks de cinco puertas, el Astra GTC presentaba una carrocería diferente a la de sus hermanos. En la parte delantera, lucía una amplia parrilla de malla flanqueada a los lados por aletas con luces antiniebla. En sus laterales, las llantas de aleación ligera de 18” marcaron una clara diferencia respecto al resto de la gama. La marca instaló un escape central en la parte trasera, bajo el parachoques, y un spoiler de techo encima del portón trasero para completar la imagen deportiva.
En el interior, el tratamiento deportivo continuó con los asientos deportivos individuales Recaro con respaldo alto. Vauxhall aplicó las insignias VXR en el tacómetro y en la parte inferior del volante. Los pedales de aluminio también eran una característica estándar del automóvil.
Pero la parte más importante del coche era la transmisión. Era el dos litros turboalimentado más potente de su clase, superando al Renault Mégane con sus 225 CV y matando al Golf GTI con sus escasos 200 CV. Además, Vauxhall ofreció una suspensión adaptativa, que endureció los amortiguadores e hizo que el automóvil se manejara aún mejor en una pista de carreras.