El Mercedes-Benz Clase G es uno de los vehículos clásicos de todos los tiempos que se convirtió en un ícono de la industria automotriz.
Solo hay un puñado de autos que podrían entrar en ese territorio del “salón de la fama”. Y todo empezó en 1979.

El sha de Irán, Mohammad Reza Pahlavi, fue uno de los principales accionistas de Mercedes-Benz y sugirió hacer una versión civil del vehículo militar G-Wagen. El proyecto comenzó en 1972 y Mercedes-Benz y el fabricante austriaco de vehículos especiales Steyr trabajaron juntos para ello. En febrero de 1979, el primer G-Wagen salió de la fábrica.

El diseño de ladrillos de la Clase G era más fácil de fabricar. Las bisagras de las puertas estaban expuestas y todo el vehículo parecía construido con láminas planas de metal. Pero esa era la idea, parecer robusto y tosco. Comenzó con variantes de cuatro motores y cinco carrocerías y dos distancias entre ejes y longitudes. Pero la característica más importante que hizo que la Clase G fuera tan popular no fue la carrocería reluciente. Era la confiabilidad y la capacidad de ir a cualquier parte.

La construcción de carrocería sobre bastidor permitió muchas mejoras con el tiempo. Pero, desde el principio, tenía ejes sólidos delanteros y traseros y tres diferenciales bloqueables, lo que era algo único en el mercado.

La primera serie, la W 460, se fabricó hasta 1992, cuando apareció la nueva W 461. No fue un cambio significativo en el aspecto del vehículo, pero se instalaron más motores y tecnologías más nuevas. Hasta 2001, se agregaron características más lujosas, incluida la transmisión automática e incluso algunas versiones AMG.