Tras el éxito registrado por Praire, el fabricante de automóviles japonés intentó hacer una secuela en forma de Nissan Liberty.
Fue construido principalmente para el mercado japonés y ruso.

Basado en la misma plataforma que el vagón Nissan Avenir (Primera en Europa), el Liberty era un monovolumen para una gran familia. En los años 90, la manía de las minivan se extendió por todo el mundo y la gente las compraba por su funcionalidad. Más tarde, esa categoría fue superada por el segmento de los SUV, que creció después de 2010.

Desde el exterior, la parrilla no presentaba la insignia de Nissan. En su lugar había uno pequeño, rectangular, donde estaba escrita la letra “L”. El frente inclinado y los grandes faros eran una de las características del Liberty. A los lados, las puertas correderas traseras permitían un fácil acceso al interior. En la parte trasera, no se instaló un spoiler de techo para realzar el carácter deportivo, sino para mantener limpia la luneta trasera durante más tiempo.

En el interior, el Liberty estaba equipado de serie con siete asientos, en una fórmula 2-3-2. La ausencia de una consola central permitía un paso libre por el coche. Para liberar el piso, se instaló el selector de marchas en la columna de dirección. La fila central presentaba un sistema deslizante para aumentar el espacio para las piernas de los pasajeros de la última fila. Como no era un vehículo premium, no se instaló ningún sistema deslizante eléctrico.

Para el motor, el Liberty se ofreció con una unidad de gasolina de 2.0 litros acoplada a una CVT o una automática de 4 velocidades.