La segunda generación del Porsche Boxster salió a la luz en 2004 en el Salón del Automóvil de París y compartió casi el mismo diseño con su predecesor.
El Porsche de motor central fue un sueño de mucho tiempo, que comenzó a fines de los años 60 con la introducción del Porsche 914. Pero fue demasiado pronto y ese automóvil fracasó. Cuando se presentó el Boxster, el mercado estaba listo y, a pesar de todas las críticas iniciales, comenzó a ser reconocido como un automóvil ágil y equilibrado. Ya no era el “911 de los pobres”.

En el exterior, la segunda generación era bastante similar a su predecesora. Los diseñadores pretendían ofrecer una evolución más que una revolución. Los faros perdieron el aspecto de la generación 996 y se adoptó un sistema de lentes transparentes. El parachoques delantero presentaba una rejilla delgada montada en el centro y más ancha en los lados. Dado que el automóvil presentaba un motor montado en el medio, las tomas de aire a los lados eran mucho más importantes. El sistema de escape doble montado en el centro se inspiró en las antiguas glorias de las pistas de carreras.

El roadster de dos asientos estaba disponible con un techo rígido removible, que tenía que dejarse en el garaje, mientras que el techo blando estaba allí cuando la lluvia intentaba estropear un viaje placentero. En el interior, la herencia de las carreras se notaba debido al clásico tacómetro montado en el centro. La tapicería de cuero era estándar y los adornos se podían haber pedido con la opción de madera o aluminio. Para el sistema de información y entretenimiento, estaba disponible como opción un Porsche Communication Management con sonido Bose.

El motor de seis cilindros y 3.2 litros estaba acoplado a una transmisión manual estándar de 6 velocidades, mientras que una Tiptronic S (automática) de 5 velocidades con anulación manual para seleccionar marchas estaba en la lista de opciones. El Porsche Stability Management se instaló de serie.